domingo, 11 de diciembre de 2011

ENCENDERNOS CON LAS MANOS

No sabemos si el cohete algún día despegará, si nos quedaremos sin gasolina o si tan sólo existirá un habitáculo dónde poder respirar. Tampoco sabemos si existirá ese cohete, si será bueno o malo, si llegará a la luna o si alguna vez perteneceremos a él. No sabemos si será una explosión lo que pare esto o un puto tren descarrilado, tampoco sabemos muy bien a donde queremos llegar o si queremos llegar a un lado. Queremos que nos tiemblen las piernas, el fuego nos enciende y queremos más, queremos arder y se nos va ese hilo de aire de nuestra existencia sin saber si vamos a volver a recuperarlo. Muy pocas veces ocurre esto, por eso sólo nos encendemos con las manos.

viernes, 9 de diciembre de 2011

CASCARÓN DE HUEVO

Nos encontramos de espaldas y tú me dices 1-2-3, te pillé. Me giro, me ruborizo, hago una mueca con una elevada sonrisa y te digo no,no, soy cascarón de huevo. Recordar esos momentos cuando jugábamos, el hecho de que te cazarán y dijeras no,no me escondo y digo que soy cascarón de huevo para poder seguir jugando, era lo único verdaderamente importante; seguir jugando. Ojalá, todo fuese tan fácil como decir una palabra mágica y hacer como si nada. Aprender a jugar sin caparazones protectores, ni hadas madrinas con sus queridos acompañantes ''Pepitos Grillos'' es difícil, lo sé. Pero para ser feliz hay que jugar, o te comen o tú comes, pero no tiene sentido jugar sin ser una pieza más del rompecabezas.

lunes, 28 de noviembre de 2011

NENÚFARES Y CARDOS BORRIQUEROS

Es sábado. Sin voz. Pongo la radio y suena la canción ''Every breath you take'', The police. La intento tararear en mi mente. Me vibra el móvil, Whats App, como no. Me convencen, siempre me convencen, vale, salgo, sí, sí, con tal de despejarme un poco aunque lo que mas desee sea un plan tranquilo y seguir compartiendo la radio en mis oídos. El sitio más chico no podía ser y el olor a invitarte a salir no podía ser mas profundo, pero me lo estaba pasando bien. No necesito demasiado. Cambiamos, esta vez elijo el sitio yo. Compartimos experiencias, reflexiones, cervezas cada vez más calientes y copas al azar. Necesito emoción. Salimos, tú ligas te invito a que te lo ligues y tu respuesta es: ¿Qué hago yo, un nenúfar, en este antro con tantos cardos borriqueros?. Me limito a reírme y a pensar; esta si son las pequeñas cosas que hacen levantarme, sin voz, sin música, con la única sensación de saber que hagamos lo que hagamos vamos a disfrutar. En ese momento se me quitaron todas las patologías porque no hay mejor cura que nos hagan sentir especial.
Un nenúfar y un cardo borriquero no tienen nada que ver, pero se complementan. Cada momento tiene su situación. O lo tomas o lo dejas.

martes, 22 de noviembre de 2011

MI SUBCONSCIENTE DE WALT DISNEY

Si es que no valgo, no valgo para salir a la calle. Sobretodo en fechas pre-navideñas, porque caigo y caigo en la tentación y hoy no ha sido menos. Pero, ¡Cuánta mella ha hecho Walt Disney en nuestra infancia! Así no se puede vivir. Tantas películas enseñándonos valores, tantos dibujitos animados, el gran pato Donald; ese hombre nos ha calado. La creación de películas navideñas hacen que yo consuma, consuma hasta el infinito y más allá y si dijéramos que todo esta escrito en un libro de la selva me quedaría mas tranquila pero no, ese hombre regordete que canturrea ''HOHO-HOHO'' y se viste igual que una bola de Navidad hace que yo, vaya a donde vaya, recuerde que la Navidad se acerca, que los regalos también y que muchos niños no podrán al menos disfrutar de una pequeña ilusión. 
¿Y qué hago? Pues atraerme por cosas, cosas con las que poder aportar algo o pensar que eso me va aportar algo, para que mi subconsciente de Walt Disney me deje tranquila y es que de una forma u otra siempre está ahí. Hoy, ha sido un bolígrafo quizás dentro de un mes me convierta en un elfo y me monte en el trineo para que todos podáis compartir una ilusión. Pero, lo que si es una evidencia es la rabia que todo esto me causa, el mundo se ha inventado las ilusiones para hacernos soñar y mantenernos al menos con vida. Intentamos sentirnos bien, creemos así que una parte de nosotros podrá ayudar, pero caemos en nuestra propia ignorancia, de la cual no somos capaces de escapar.

lunes, 21 de noviembre de 2011

EL CARTERO SIEMPRE LLAMA DOS VECES

Dormir, dormir plácidamente, como si nada ni nadie pudiese entrar en el subconsciente, conseguir la felicidad que el nos proporciona, poder soñar lo que nos apetezca sin darle explicaciones a nada ni nadie, soñar libremente sin que ni siquiera el leve ruido del revolotear de una mosca nos despierte. Hasta que te das con la cruda realidad, esa cruda realidad donde los carteros llaman a tu telefonillo. Y sí, parece que no hay más personas en tu bloque y la inercia de tu suerte no está de tu parte y ese pitido te cala hasta el último vaso sanguíneo de tu cuerpo. Pegas un revote y te vas decidido para ese teléfono, lo agarras como si de tu vida se tratase y resulta que no hablas, sólo abres porque ¿Quién te va a despertar un día a las 9 ? Nadie. Te quedas atolondrado en el sofá mirando a un punto fijo pensando el día que te espera, el sueño que has dejado atrás y respiras hondo. De repente llaman a tu puerta y lo primero que haces es decir; ''hostias y ahora quién será y yo en pijama con estas pintas''. No te lo piensas vas directo a la puerta, abres y todo lo que has hecho hasta ese momento, todo lo que has pensado hasta ese instante se te olvida, porque la realidad acaba de superar a toda la ficción, porque todo se ha resumido en una liberación de energía, en una levitación de pies, en una mente en blanco, en placer, en ansias, en pasión, en atracción,en un orgasmo, porque la realidad acaba de llamar a tu puerta y la realidad, no tiene horarios, como los trenes, tiene momentos y sólo llama sin darte cuenta. Una vez, sólo una vez cuando el tren desprende un simple timbre de voz, ese momento, ese momento que muchas veces quieres que llegue a modo de sueño, en el que vuelas y vuelas, pero en este mismo instante no vuelas porque has caído rendido sus pies.


El cartero siempre llama dos veces, la realidad solo una por momento. No la dejéis escapar. 



jueves, 17 de noviembre de 2011

TARDES OTOÑALES

Necesito respirar. Necesitar una bocanada de ese aire a castañas asadas, ese calor de hojas caídas, ese susurro de pájaros volando a lugares cálidos, esa sensación de cambio, de comenzar una nueva etapa de árboles desnudos en lo cuales los días se convierten en noches, de tener que envolver como capas de cebolla nuestro cuerpo dorado.


 Llegar a casa, quitarte esos pantalones vaqueros que el frío ha calado hasta llegar a tus huesos, hasta el último poro de tu piel que cada vez se va ablandado y poniendo tenso, todo cambia, todo es un cambio, hasta el mismo hecho de ir a dormir, tener que taparte y quitarte los calcetines mientras dejas a tus pies bailar sobre la suavidad de las sábanas buscando un cobijo donde refugiarse. Como desvelarte por la noche y querer ir a servicio y pensar en ese hecho, destaparte, andar por el pasillo que arde a secas humedades y despacito bajarte los pantalones..., es demasiado complicado para nuestra mente débil, sin apenas voluntad para hacer ese sacrificio, privar a su propio organismo de sus necesidades. 


Mirar la ventana y a las seis poder contemplar atardeceres, personas con bata y zapatillas de estar por casa miran asombradas el cielo frotándose las manos con la sensación de volver a entrar, de volver a resguardarse, de dejar que su imaginación pueda volar como esos pájaros que se fueron, otros vendrán, como esos árboles que volverán a disfrazarse cada primavera y esas sombrillas que verán la luz del mar.


Todo cambio es bueno, disfrutemos ahora del que nos toca, aprendamos a respirar este nuevo viento, a dar besos con labios de escarcha en las mejillas petrificadas. Mente fría, corazón caliente.